- Pelar las avellanas: Comienza pelando las avellanas para quitarles la piel. Puedes hacerlo frotándolas suavemente entre tus manos o envolviéndolas en un paño y frotándolas. Este paso ayudará a obtener una crema más suave y sin trozos de piel.
- Triturar las avellanas: Coloca las avellanas peladas en un procesador de alimentos o licuadora. Tritúralas hasta obtener una textura fina y homogénea. Si deseas una crema de avellanas más gruesa, puedes dejar algunos trozos más grandes.
- Agregar el azúcar: Añade el azúcar a las avellanas trituradas y vuelve a procesar para combinar bien los ingredientes. El azúcar le dará dulzura a la crema y ayudará a obtener una textura más suave.
- Opcional: Añadir chocolate: Si deseas una crema de avellanas con un toque de chocolate, puedes derretir el chocolate negro en un recipiente apto para microondas o al baño María. Luego, incorpora el chocolate derretido a la mezcla de avellanas y azúcar y procesa nuevamente hasta que esté bien integrado.
- Añadir aceite: Para obtener una textura más suave y untuosa, agrega el aceite de girasol a la crema de avellanas y mezcla nuevamente. El aceite ayudará a que la crema se vuelva más untuosa y fácil de esparcir.
- Almacenar: Transfiere la crema de avellanas a un tarro o recipiente hermético y guárdala en el refrigerador. La crema se mantendrá fresca durante varias semanas.
¡Y eso es todo! Ahora puedes disfrutar de la deliciosa crema de avellanas al estilo cántabro. Úsala para untar en pan, como relleno de pasteles o simplemente como un delicioso y saludable bocadillo. ¡Disfrútala!
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