El paseo de los muertos de Colindres
Prólogo: La Sombra del Olvido
Colindres, un pequeño pueblo en la costa norte de España, ocultaba un secreto oscuro entre sus tranquilas calles y casas de colores. Era conocido como el lugar del Paseo de los Muertos, una misteriosa procesión que tenía lugar una vez al año durante la noche de Todos los Santos. Durante siglos, los residentes habían observado en silencio cómo las almas de los difuntos caminaban entre ellos, llevando consigo el peso de sus pecados y sus historias inacabadas.
David Martínez, un escritor en busca de inspiración y fascinado por los relatos de terror, se encontraba cautivado por la leyenda del Paseo de los Muertos de Colindres. Decidió mudarse al pueblo para sumergirse de lleno en la historia y documentarla en un libro que prometía desentrañar los misterios de la procesión.
Capítulo 1: Entre las Sombras del Pasado
Al llegar a Colindres, David se encontró con un pueblo aparentemente tranquilo, pero una tensión latente se cernía en el aire. Era el día previo al Paseo de los Muertos, y los residentes se preparaban para la noche más aterradora del año. La gente susurraba entre sí, evitando mencionar abiertamente la procesión.
David se instaló en una antigua casa cercana al cementerio, donde tendría una vista privilegiada del evento sobrenatural. A medida que se acercaba la noche, una extraña inquietud se apoderó de él, como si algo maligno estuviera acechando en las sombras. Pero su determinación por descubrir la verdad lo impulsó a seguir adelante.
La noche de Todos los Santos finalmente llegó. David se encontraba en el cementerio, listo para presenciar el Paseo de los Muertos. Las campanas resonaron en la distancia, marcando el inicio del evento macabro.
De entre las tumbas, las figuras pálidas emergieron, arrastrando cadenas oxidadas y ropas desgarradas. Sus ojos vacíos reflejaban la tristeza y la angustia acumuladas a lo largo de los siglos. Se desplazaban en silencio, flotando como sombras etéreas, mientras David observaba con fascinación y horror.
Sin embargo, algo salió mal esa noche. Una fuerza siniestra se desató, rompiendo la barrera entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Las almas en pena dejaron de seguir su patrón habitual y se volvieron hacia David, como si lo reconocieran.
El escritor intentó retroceder, pero las figuras espectrales se abalanzaron sobre él con una furia sobrenatural. La oscuridad lo envolvió, y David sintió cómo su cuerpo se congelaba en un frío mortal. Gritó en agonía mientras era arrastrado hacia el abismo de la muerte.
Capítulo 2: El Umbral de la Eternidad
Cuando David recobró la conciencia, se encontró en un lugar indescriptible. Era una dimensión oscura y desolada, donde las almas atormentadas vagaban sin rumbo.
Se dio cuenta de que había sido arrastrado al reino de los muertos, condenado a un destino eterno junto a aquellos que nunca pudieron encontrar la paz.
Las sombras le susurraban, recordándole sus propias fallas y pecados. David se encontraba atrapado en un remolino de desesperación y remordimiento, luchando por mantener la cordura. Sin embargo, una voz lejana llegó a sus oídos, susurrándole una posible escapatoria.
Siguiendo el sonido de la voz, David encontró a una figura en la distancia: un anciano encapuchado conocido como El Custodio. Este ser misterioso le reveló que, para liberarse de la prisión del reino de los muertos, David debía encontrar el Libro de las Almas Perdidas, un antiguo tomo que contenía los nombres y las historias de aquellos atrapados entre mundos.
Guiado por el Custodio, David emprendió un viaje a través de los paisajes tortuosos del inframundo en busca del Libro. Se enfrentó a criaturas infernales y atravesó laberintos oscuros, siempre perseguido por las sombras que intentaban arrastrarlo hacia la perdición total.
Capítulo 3: La Luz entre las Tinieblas
Después de innumerables pruebas y peligros, David finalmente encontró el Libro de las Almas Perdidas en una biblioteca abandonada en el corazón del reino de los muertos. Las páginas estaban llenas de nombres y relatos desgarradores de aquellos que habían sido olvidados por los vivos.
Determinado a liberar a las almas atrapadas, David comenzó a leer en voz alta, devolviendo la memoria y la identidad a cada una de ellas. Con cada nombre pronunciado, las sombras se desvanecían y las almas encontraban su camino hacia la luz.
Finalmente, llegó el turno de David. Con su nombre pronunciado, sintió cómo la oscuridad que lo rodeaba se desvanecía. La luz lo envolvió y se encontró de regreso en el cementerio de Colindres, ileso pero profundamente transformado por su experiencia.
Epílogo: Un Nuevo Amanecer
El Paseo de los Muertos de Colindres ya no era una maldición que atormentaba al pueblo. Gracias a los esfuerzos de David, las almas encontraron la redención y el descanso eterno. Sin embargo, la memoria de aquellos eventos atroces perduraría en la psique de los habitantes de Colindres, recordándoles la fragilidad de la vida y la importancia de honrar a aquellos que han partido.
David, ahora un testigo de los reinos más allá de la vida, se convirtió en un guardián de la memoria. A través de sus escritos, compartió la historia del Paseo de los Muertos de Colindres con el mundo, advirtiendo sobre los peligros de olvidar y el poder de redención que yace en cada historia.
Y así, el pueblo de Colindres y sus habitantes enfrentaron un nuevo amanecer, conscientes de que el pasado nunca debe ser ignorado y que la sombra del olvido puede ser más aterradora que cualquier demonio.
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