Aunque mi viaje hasta la frontera de Polonia con Ucrania se gestó en Cáceres y se originó en Madrid, enseguida se orientó hacía la tierruca. Y es que mis amigos, comenzaron a contarme casos concretos de personas que querían viajar a Cantabria. Esa fue una de las razones que me llevó a quedarme, y no volver con el grupo con el que había viajado hasta ahí.Uno de mis primeros contactos fue Marcos Díaz, director de Maflow Spain, una empresa polaca, que entre su personal cuenta con gran cantidad de ucranianos. Maflow se encuentra ubicada en Guarnizo y está realizando una labor increíble, enviando ayuda humanitaria y trayendo refugiados. Fruto de las conversaciones con Marcos, surgió la posibilidad de trasladar a una familia con vínculos en Cantabria, que estaban en ese momento en el centro de refugiados de Przemysl, junto a la frontera con Ucrania. Me comuniqué con ellos por medio de WhatsApp, utilizando el traductor del teléfono, ya que ni un solo integrante del grupo sabía español o inglés, y yo tengo el ucraniano bastante oxidado. Les tranquilicé, asegurándoles que iba a gestionar su viaje a España, y me puse a pensar cómo narices lo iba a hacer.. Seguir leyendo…
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